martes, 18 de abril de 2017

Seguimos siendo mujeres.

Hace unos días me topé por Twitter con noticias sobre las 'NoMo'. Este concepto no me resultó nada nuevo, pues ya lo había escuchado años atrás. La abreviatura viene de ‘No mother’ y hace referencia a todas aquellas mujeres que han decidido no tener hijos. Supongo que es una característica más víctima de la necesidad social de etiquetarlo todo, sin embargo… ¿Cómo se llaman los hombres que tampoco quieren contar con descendientes?

Quizá la explicación radique en la enseñanza de esos roles que tanto nos persiguen. Quien no cree en su existencia, debería entrar a una juguetería y ver la perfecta segregación que hay: cajas rosas apiladas a un lado llenas de bebés, cocinas, utensilios de limpieza, etc. Frente a otras azules con barcos piratas o camiones de bomberos. Poca agilidad mental hace falta para adivinar qué sección corresponde a cada género.

Dado este contexto, no es casualidad que lo normal sea que las féminas quieran bebés y los varones coches. No es casualidad, tampoco, que sean más de 1500 las que forman familias monoparentales mientras que ellos son menos de 400. Me ronda por la oreja la frase de ‘a los hombres también los discriminan, no les dan la custodia’. No puedo decir lo contrario, no obstante ¿es discriminación que se le dé el amparo a quien realmente les ha tutelado toda la vida? Excepciones a parte. Repito, excepciones a parte. Pero si las estadísticas oficiales dicen que el abandono paterno es casi cuatro veces mayor que el materno, deberíamos entender que, ya sea por acuerdo mutuo u orden judicial, se decida dar la responsabilidad primera a la progenitora.

Volvemos al principio, ¿no existen los ‘NoFa’, de ‘No father’? ¿Por qué es necesario distinguir a las que renuncian a la maternidad, sin embargo, los que renuncian a la paternidad tan solo siguen siendo ‘hombres’? ‘Boys will be boys’ y ‘Girls will be mothers’ ¿Nadie se ha planteado que, quizá, la razón de ser del sexo femenino va mucho más allá de la crianza?

Doy gracias a que con 20 años aún no he oído la frase ‘se te va a pasar el arroz’, pero cuando digo que no quiero tener sucesión, al menos que no emerja de mi vientre, siempre responden ‘ya querrás, la vida da muchas vueltas, yo a tu edad decía lo mismo’. Me pregunto si a mis compañeros les responderán lo mismo o simplemente respetarán sus decisiones.

¿Y si lo analizamos más profundamente? No podemos dejarnos atrás al señor que está metido en todo, ese Capitalismo que mal esconde ser solo es un ‘sistema económico’ cuando es definitorio de muchas más cosas que la economía. Tanto rezar a dios creyendo que es quien manda y nadie se arrodilla ante las sucursales bancarias. Al menos no consciente (y voluntaria) mente.

Es este Míster Capital quien fomenta la idea de familia, familia de ‘hembra-macho’ que asegure su persistencia: es ella la que nos ayuda a producir y es ella la que consume. Si seguimos fomentando este patrón, aseguraremos el sistema. Pensemos como Míster Capital: reproduzcamos la humanidad para explotarla y que nos proporcione ganancias, rechacemos a quienes no favorecen la reproducción infinita. Sí, hablo de todas aquellas parejas no-hetero a las que la naturaleza les impide ser horno candente de embriones. O a las chicas trans que son rechazadas porque su barriga no se alquila. O a las mujeres que 'no son de provecho' al ser infértiles. Por eso las máquinas todavía no acaban de ocupar nuestro lugar, porque no comen, ni dan de comer.

En definitiva y como dijo Rosa Montero “regalen libros” a lo que yo agregaré: regalen libros en los que diga que las niñas y los niños pueden ser lo que quieran.

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